El fotógrafo Anton Fury revolvía entre los objetos que algunos vecinos acumulaban en sus garajes y con los que organizaron un mercadillo. De pronto encontró unos negativos sin revelar de un joven e inédita Marilyn Monroe. No podía dar crédito al hallazgo, así que corrió a casa a confirmar la identidad de la chica en bikini con el pelo corto que sonreía a cámara. Después de consultar con un experto en la estrella de Hollywood los trozos de películas por los que pagó dos dólares, las entregó a la CNN que las publicó .
"No sé dónde se hicieron, no sé porqué, ni cuándo, no sé quién las hizo, lo único que sabemos es que es Marilyn." Fury le mostró las imágenes a David W. Streets, un distribuidor de arte de Beverly Hills y experto tasador en fotos de Monroe que le dijo que podrían ser de poco antes de que fuera famosa.
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